“En el ejercicio de la conducción de hombres el mando es un honor y un privilegio, la justicia un deber, el
ejemplo nuestra responsabilidad y el conjunto de todo estos preceptos nuestro
orgullo institucional”
CPNV-RAMIRO SÁNCHEZ
Cuando vemos a un militar
generalmente nos enfocamos en características superficiales como su uniforme,
su espíritu autoritario, la convicción en sus decisiones y la manera de
relacionarse con los demás, que generalmente es fuerte y directa, actitudes que
describen la representación de un líder.
Recurriendo a la analogía
conceptual, cuando dirigimos nuestra mirada hacia la creación perfecta que es
la naturaleza, por ejemplo observar al majestuoso volcán Tungurahua, elevación
representativa de la Cordillera de los Andes, normalmente, salvo ciertas
excepciones, sólo nos percatamos que sobresale de las llanuras por sus considerables
5000 m de altura, sin preocuparnos siquiera que en su profundidades alberga una
energía inminentemente poderosa manifestada mediante el fuego incandescente
cuando hace erupción, de la misma forma,
observar solamente aspectos superficiales de la conducta humana hace que
nuestras pupilas se nublen y nuestros ojos no puedan ver que, en esencia, cada persona
cualquiera que sea el cargo que se desempeñe jamás negará su naturaleza humana,
que es don de Dios, y la cual constituye esa especial y única forma de ser que
nos caracteriza y diferencia del resto de especies que se desarrollan en
nuestro planeta.
En el contexto de las relaciones sentimentales
al interior de las Fuerzas Armadas se deberían circunscribir en principio a
lazos de camaradería y respeto mutuo, pudiendo llegar a establecerse vínculos
afectivos sin dejar que atenten contra el espíritu de disciplina que
comprometen el respeto a la autoridad y que afecten también a las virtudes del
liderazgo militar para ejercer un juicio imparcial y equitativo.
El pensamiento predominante en las
filas militares está basado bajo ciertos paradigmas marcado en normas que deben
ser flexibles para acomodarse a las diferentes condiciones de la vertiginosa
evolución que actualmente vivimos, es en ese instante donde surge la imagen de
las instituciones de formación militar, ¿Qué están haciendo con respecto a esta
problemática?, ¿Qué efectos negativos sufriría un Guardiamarina que goza de una
capacidad de responsabilidad suficiente, cualidad que lo hace digno
representante de nuestro uniforme, el entablar una relación sentimental con una
Srta. Guardiamarina con el mismo enfoque de prioridades y de compromiso por
cumplir con el objetivo planteado al inicio de la formación como aspirantes a
Oficiales?
Para que este tema no sea abordado
como algo que transgreda la disciplina militar y la conducta ética moral durante
el proceso de formación se deberían realizar ciertas regulaciones que permitan
una interacción profesional entre hombres y mujeres debiendo evitar expresiones
de afecto dentro de las instalaciones basado en un marco de respeto y
consideración mutua.
Somos conscientes que existen
diferentes formas de sancionar las faltas cometidas por los aspirantes menos
antiguos, y hemos escuchado decir que “el hacha es profesional” sin embargo
considero que las posibilidades de no estar de acuerdo con esta acepción son numerosas,
porque no es cierta, el hacha lamentablemente no es profesional, pero debería
serlo.
Cuando un Guardiamarina menos
antiguo pasa mala revista de uniforme especificado en el artículo 50 literal b
del reglamento, falta disciplinaria estipulada como leve en el manual de
disciplina vigente, y por cuestiones transitorias se tiene cierto grado de
consideración a ese Guardiamarina el aspirante más antiguo piensa más de una
vez en sancionarlo como dicta el reglamento, a diferencia de que si el
aspirante menos antiguo que cometió la falta carece de una buena concepción por
su inadecuada actitud demostrada por su permanencia en la escuela, el Gama más
antiguo no dudará en sancionarlo.
Si eso pasa con Guardiamarinas y
cadetes sean hombres o mujeres, con mayor razón, el incumplimiento a las normas establecidas en
el manual de disciplina vigente sería casi seguro si esto sucede con
Guardiamarinas más y menos antiguos que hayan establecido anteriormente una
relación sentimental pues recordemos que de acuerdo al mismo manual no
sancionar las faltas que cometen los subordinados es una falta grave, art. 45
literal g.
Considero oportuno invitar a
ustedes compañeros militares a una reflexión profunda y amplia, que guardemos
este día en nuestra memoria como la fecha en que los líderes de las Escuelas de
formación militar, cadetes y Guardiamarinas de cuarto año luego de presentar la
problemática cada vez más frecuente que se vive en el interior de nuestras
Escuelas, supimos iniciar este crucero de nuevas y mejoradas ideas que den
solución a estas discrepancias generadas.
Significará sentimiento de espíritu
de cuerpo y camaradería, cualidades que nos caracterizan que encontremos el
rumbo verdadero para convertir las diversas formas de pensamiento manifestadas
a lo largo del presente foro en propuestas que sean el faro que ilumine el
correcto desempeño de nuestras funciones bajo los valores institucionales que
se nos han encomendado para el servicio de nuestras escuelas y de nuestro país.