jueves, 14 de noviembre de 2013

“En el ejercicio de la conducción de hombres el mando es un honor y  un privilegio, la justicia un deber, el ejemplo nuestra responsabilidad y el conjunto de todo estos preceptos nuestro orgullo institucional”
CPNV-RAMIRO SÁNCHEZ
Cuando vemos a un militar generalmente nos enfocamos en características superficiales como su uniforme, su espíritu autoritario, la convicción en sus decisiones y la manera de relacionarse con los demás, que generalmente es fuerte y directa, actitudes que describen la representación de un líder.
Recurriendo a la analogía conceptual, cuando dirigimos nuestra mirada hacia la creación perfecta que es la naturaleza, por ejemplo observar al majestuoso volcán Tungurahua, elevación representativa de la Cordillera de los Andes, normalmente, salvo ciertas excepciones, sólo nos percatamos que sobresale de las llanuras por sus considerables 5000 m de altura, sin preocuparnos siquiera que en su profundidades alberga una energía inminentemente poderosa manifestada mediante el fuego incandescente cuando hace erupción,  de la misma forma, observar solamente aspectos superficiales de la conducta humana hace que nuestras pupilas se nublen y nuestros ojos no puedan ver que, en esencia, cada persona cualquiera que sea el cargo que se desempeñe jamás negará su naturaleza humana, que es don de Dios, y la cual constituye esa especial y única forma de ser que nos caracteriza y diferencia del resto de especies que se desarrollan en nuestro planeta.
En el contexto de las relaciones sentimentales al interior de las Fuerzas Armadas se deberían circunscribir en principio a lazos de camaradería y respeto mutuo, pudiendo llegar a establecerse vínculos afectivos sin dejar que atenten contra el espíritu de disciplina que comprometen el respeto a la autoridad y que afecten también a las virtudes del liderazgo militar para ejercer un juicio imparcial y equitativo.
El pensamiento predominante en las filas militares está basado bajo ciertos paradigmas marcado en normas que deben ser flexibles para acomodarse a las diferentes condiciones de la vertiginosa evolución que actualmente vivimos, es en ese instante donde surge la imagen de las instituciones de formación militar, ¿Qué están haciendo con respecto a esta problemática?, ¿Qué efectos negativos sufriría un Guardiamarina que goza de una capacidad de responsabilidad suficiente, cualidad que lo hace digno representante de nuestro uniforme, el entablar una relación sentimental con una Srta. Guardiamarina con el mismo enfoque de prioridades y de compromiso por cumplir con el objetivo planteado al inicio de la formación como aspirantes a Oficiales?
Para que este tema no sea abordado como algo que transgreda la disciplina militar y la conducta ética moral durante el proceso de formación se deberían realizar ciertas regulaciones que permitan una interacción profesional entre hombres y mujeres debiendo evitar expresiones de afecto dentro de las instalaciones basado en un marco de respeto y consideración mutua.
Somos conscientes que existen diferentes formas de sancionar las faltas cometidas por los aspirantes menos antiguos, y hemos escuchado decir que “el hacha es profesional” sin embargo considero que las posibilidades de no estar de acuerdo con esta acepción son numerosas, porque no es cierta, el hacha lamentablemente no es profesional, pero debería serlo.
Cuando un Guardiamarina menos antiguo pasa mala revista de uniforme especificado en el artículo 50 literal b del reglamento, falta disciplinaria  estipulada como leve en el manual de disciplina vigente, y por cuestiones transitorias se tiene cierto grado de consideración a ese Guardiamarina el aspirante más antiguo piensa más de una vez en sancionarlo como dicta el reglamento, a diferencia de que si el aspirante menos antiguo que cometió la falta carece de una buena concepción por su inadecuada actitud demostrada por su permanencia en la escuela, el Gama más antiguo no dudará en sancionarlo.
Si eso pasa con Guardiamarinas y cadetes sean hombres o mujeres, con mayor razón,  el incumplimiento a las normas establecidas en el manual de disciplina vigente sería casi seguro si esto sucede con Guardiamarinas más y menos antiguos que hayan establecido anteriormente una relación sentimental pues recordemos que de acuerdo al mismo manual no sancionar las faltas que cometen los subordinados es una falta grave, art. 45 literal g.


Considero oportuno invitar a ustedes compañeros militares a una reflexión profunda y amplia, que guardemos este día en nuestra memoria como la fecha en que los líderes de las Escuelas de formación militar, cadetes y Guardiamarinas de cuarto año luego de presentar la problemática cada vez más frecuente que se vive en el interior de nuestras Escuelas, supimos iniciar este crucero de nuevas y mejoradas ideas que den solución a estas discrepancias generadas.

Significará sentimiento de espíritu de cuerpo y camaradería, cualidades que nos caracterizan que encontremos el rumbo verdadero para convertir las diversas formas de pensamiento manifestadas a lo largo del presente foro en propuestas que sean el faro que ilumine el correcto desempeño de nuestras funciones bajo los valores institucionales que se nos han encomendado para el servicio de nuestras escuelas y de nuestro país.

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